Bolivia: Un mar de sal

Franz J
8 min readApr 8, 2023

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Cuando pensamos en la sal, pensamos en el mar, pensamos en comida, quizás en los problemas que trae la sal. Pero no culpes a la sal por los problemas del azúcar. Sin la sal no podríamos existir.

La sal nos ha permitido avanzar como humanos, conservar comidas, carnes y pescados.

Hoy quiero hablarles de un sitio misterioso, energizante y lleno de sal. Mucha sal.

Sin duda cuando empecé a pensar en Bolivia, el “Salar de Uyuni” fue un sitio que resaltó y algo que jamás dejaría de hacer en mi primera visita a Bolivia. Así tuviera que mover cielo y tierra, lograría llegar al salar. Lo logré.

¿Por qué fui al Salar? Un concierto en un mar de sal…

La primera vez que tuve un contacto visual extenso con el salar fue con un video de una compañía audiovisual que hace eventos de música electrónica llamada Cercle. Unos franceses muy audaces y con una visión de conectar la música electrónica con sitios culturales, históricos y haciendo cosas fuera de lo común. Debo felicitarlos también por esta increíble labor.

Por poco, cuando estaba viviendo en México fui a un concierto de ellos en el Helipuerto de un edificio en CDMX, desafortunadamente no le notifiqué a mi equipo a tiempo por miedo. Sin embargo, no quiero desviarme, si quieren ver el salar en su esplendor accedan a este concierto que hizo Vicent Fenton con su grupo FKJ (French Kiwi Juice!) desde el Salar de Uyuni. Lo hizo en vivo, hagan click acá para verlo. Disfruten de esas melodías y conéctense con el salar.

¿Cómo llegue al salar?

Había tenido una semana de trabajo muy intensa, visitando comunidades que trabajan con camélidos (llamas y alpacas) en la zona del altiplano y estaba agotado. Indagando me recomendaron lo que fue la mejor experiencia en bus de mi vida, Expresos Titicaca. Llegué a la terminal de buses de La Paz en la noche alrededor de las 8 pm. Con un poco de nostalgia ya que estaba llegando a una antigua Gare (palabra francesa para estación de tren), muy limpia, organizada y tentado de tomar un bus a un sin fin de destinos que todavía no he visitado como el Desierto de Atacama, Santiago de Chile, Salta en Argentina y otros más.

Source: wiki

Amanecer en el pueblo Uyuni

Oficina de ECOBOL, empresa de correos boliviana

Llegué al pueblo de Uyuni a las 6:00am, no tenía ningún tour contratado. Inmediatamente se acercaron varios vendedores de paquetes turísticos y me empezaron a ofrecerme tours. Escogí a la vendedora que me dio más confianza y me vendió el paquete. El tour iniciaba a las 10 am, así que tenía prácticamente 4 horas para matar. Busqué un sitio con wifi y desayuno y estuve tomando café y compartiendo en el único café abierto de Uyuni y donde estaban casi todos los turistas que iban al salar. Parece increíble que en una de las maravillas turísticas más visitas de toda América solo contaba con un solo café abierto.

Yo y la cafeína, buenos amigos…

Mi deseo de cafeína y adrenalina es a veces difícil de saciar. Así que pregunté dónde quedaba el mercado principal de Uyuni y decidí ir a tomarme un café donde una de las “caseritas”. Las caseritas son mujeres bolivianas dedicadas a alimentar a gran parte de la población. Es también un adjetivo muy bonito con los que los bolivianos se refieren a estas personas que trabajan en el sector de hospitalidad y restauración. En la mayoría de las veces, podrás conseguirlas en mercados, en las calles de centros poblados o en zonas remotas. Son muy amables y puedes conseguir café casero y comida casera. En otra oportunidad tuvimos que almorzar llama, casi en la frontera con el Perú.

La razón por la que me tomé primero un café con las caseritas era porque el café que incluía el desayuno del otro restaurant era instantáneo. El que me conoce sabe que soy amante del café y que no tomo café instantáneo. No me gusta lo sencillo, y creo que el café instantáneo es un insulto para los amantes.

Seguí caminando por el centro de Uyuni hasta que llegué de nuevo al café. El pueblo de Uyuni a las 7:00 am tenía un aire de misterio, me generó curiosidad, me sentí lejos de casa, pero seguro y con una mochila llena de sueños.

El lejano oeste boliviano

Le comenté a uno de mis colegas bolivianos que iría a Uyuni y me dijo, che, como fun fact, Butch Cassidy murió en Bolivia. ¿Quién era Butch Cassidy? Fue lo primero que me vino a la mente.

Fue un famoso ladrón de trenes y bancos en Estados Unidos de la época del lejano oeste. Para la época realizó unos robos muy significativos y además de ello se escapó de EEUU finalmente muriendo en Bolivia. Les invito a leer su historia haciendo click acá. Les cuento acerca de Butch Cassidy porque me parecen muy interesantes las historias del lejano oeste.

SE BUSCA, Butch Cassidy and the Sundance Kid

El antiguo cementerio de trenes

Soy fanático de los trenes, me encantan los trenes, la primera parada del tour por supuesto era un cementerio de trenes. Uyuni fue, en algún momento de la historia boliviana una parada muy importante. Esto, ya que de allí salían los trenes hasta el puerto en Antofagasta, una ciudad en lo que hoy en día es Chile.

Source: Wiki — Red ferroviaria boliviana

Llegamos al cementerio de trenes, la primera parada de nuestro recorrido en Uyuni. La historia del cementerio es curiosa, fierro viejo, muchos vagones, locomotoras, óxido. Fue como un pequeño viaje en el tiempo al disneyland de los trenes, me sentía como un niño, estuve casi 1 hora subiéndome en diferentes locomotoras. Afortunadamente tenía una pareja boliviana que pudo hacerme unas fotos.

Título: Libertad y locomotoras

Pararse en el cementerio de trenes es entrar en ese espacio de viaje en el tiempo, entender que las fronteras son imaginarias, a veces pueden ser vueltas a trazar. Nada es para siempre, nada es permanente. Chile le quitó Antofagasta a Bolivia, haciendo que estos trenes ya no pudieran cumplir su función. Esa es otra de las razones por las que entraron en abandono y terminaron parados, dejados y en desuso.

Las dos Coreas de Latinoamérica: las fronteras son mentales

Las fronteras son tan imaginarias, que, en la guajira colombiana, en Riohacha, la ciudad más grande y moderna de este departamento, hoy está repleta de turismo, alemanes, canadienses, norteamericanos, franceses y pare de contar. A tan solo 85 kilómetros que separan a Riohacha del punto de control fronterizo de Paraguachón, los extranjeros desaparecen, no sé por qué les cuento esto, pero parece increíble que los viajeros no tengan idea que hay después de cruzar la frontera y lo más triste, que no tengamos cultura para recibirlos. Hablando por experiencia propia, esto se los relataré en otro artículo.

De vuelta a Uyuni

Volviendo al Uyuni, que en lengua indígena aimara significa “lugar de concentración” seguimos nuestro recorrido, esta vez sí con destino al Salar. Allí iniciaríamos nuestro recorrido de casi 7 horas rodando en el Salar. Lo primero que me causó curiosidad fue que durante el primer tramo rodamos casi 45 minutos. Podías ver el infinito. Por donde vieras había sal. Mucha sal.

Pero… ¿Qué tan grande es el salar?

El Salar de Uyuni, es conocido como el mar de sal más grande del mundo. Su extensión en kilómetros cuadrados es de cerca de 12.000, es decir, es casi del tamaño del lago más grande de américa, el Lago de Maracaibo en Venezuela que tiene alrededor de 13.000.

Las horas de recorrido por el salar fueron interesantes, tenía tiempo sin recibir tanto sol, desde las 12 del día hasta las 7 pm expuesto al sol, y en este caso no era desde una dirección, si no desde 2. El salar al ser blanco, actúa como espejo, generando que recibas el doble de luz solar.

Almorzamos en el único hotel de sal del mundo, cómo podrían imaginar, ir al baño sería sumamente costoso ya que no puedes/debes ir al baño en el Salar por ser un área protegida. De ahí seguimos hacia la Isla del Pescado dentro del Salar y de ahí al sitio donde observaríamos el atardecer. El tour incluye un pequeño brindis con pasabocas (chucherías) y una botella de vino para compartir entre los integrantes del vehículo.

De ahí, por segundo día consecutivo me preparé mentalmente para ocupar mi suite presidencial en el bus de casi 10 horas que me llevaría a La Paz.

El atardecer caía, los cielos estaban totalmente despejados, fue algo casi mágico. Medité un poco, respiré, tuve un déjà vu. Era como si ya conocía esas montañas, sentí como si estuviera en Chile, estaba muy cerca. Abrí mi aplicación de mapas y me di cuenta de que me encontraba muy cerca del Atacama. Uno de los mejores sitios en el mundo para ver las estrellas. Estuve a punto de tomar un bus para el Atacama, pero el deber y las prioridades ganaron. Regresaré pronto a Bolivia y esta vez cruzaremos a Chile para ver las estrellas.

Distancia entre Uyuni y el desierto de Atacama

Atardecer en el Salar

Disfruté del atardecer, me conecté con Bolivia, me sentí en la inmensidad de ese desierto, de ese mar de sal, de esa extraña sensación de estar a casi 3500 kilómetros del sitio donde nací o de mi casa en Venezuela.

Las montañas y a inmensidad del Salar. Al final está Chile

Tomé el bus de regreso a La Paz. Llegué casi a las 6 am de nuevo a la terminal de buses de La Paz. Tomé mi mochila y me preparé para iniciar la semana.

No será ni la primera ni la última vez que iré a Uyuni, ya que me faltaron muchas cosas por hacer y sitios por visitar. Agradezco a todas las personas y seres que hicieron posible que este viaje fuese tan especial, en particular a los compañeros de mi camioneta. Fue un gusto conocerles.

YUSPAGARA — gracias en lengua aimara…

Yuspagara Bolivia, te veo pronto.

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Written by Franz J

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